Abraham Arreola

Luces... , a photo by J. Abraham Arreola H. on Flickr. Es imposible ya dejar de escribir. Pero más aún dejar de meditar. Cuando un sueño se alza... Cuando las luces, faroles modernos empiezan a producir lúmenes de urbana melancolía. Cuando esto pasa, el ser humano que aún es animal, saca sus garras y se dispone a pelear. Un tipo cualquiera, asegura que el amor no existe ya que es la ausencia del odio. Traducido al lenguaje bestia, que es el que él habla quiere decir: comida, ñam, no abrazos, sexo, hombre manda manada, uh ha. Cada quién su percepción de su vida. Mientras ese tipo cualquiera aprecia lo socialmente malo, esperando con eso sentirse el tipo más rudo de su callejón y conquistar a la hermosa chica que a su lado se sentó... Otros ven la vida como una lucha entre el mal malvado y el bien bonachón... lucha interminable que hace sufrir y gozar. Pero otros... jajaja... que cosas... y esta parte es la mejor. Pues, lector amigo, podrás creer que estoy siendo actual con mi perso

Son las ganas de escribir y presumir dizques avances. Son las ansias de sentir halagos si sentir la vida. Son las ganas de hacer una entrada que me haga millonario, rico y rodeado de super modelos. ... Más que millones de pesos, más que invitaciones a mil bares, más que mil chicas saludandome al pasar. El tigre no me respeta por mi hacer, me teme y confia en mi por mi ser. Pues mi ser, es al que aspiran los leones, los dinosaurios y los dragones.   ... Quiero lectores. Quiero destructores de estructuras mal cimbradas. Quiero visores de alta frecuencia. Quiero tantas cosas pues me quiero a mi quiero a tantas gentes: las quiero para mi. Quiero querer queriendo pues querer ya estoy que quiero y queriendo amor amo querida. Y como amarte no es en vano, andemos, que esperas, juntos siempre de la mano. Dicen que soy racista del que no puede amar, del que no puede querer. Lo cierto es que, como en mi mente no ca

Mi primer marcha fue una experiencia más que estupenda. Saber que los mismos compañeros que se sientan a tu lado para compartir una cerveza estarán hombro con hombro gritando consignas de lucha y libertad te hace entender que las causas nobles nunca estarán perdidas. Gracias por coincidir conmigo. Porque yo soy 132: ¡Ibero, aguanta, el pueblo se levanta! ... Si esto fuera una canción, justo después de los tres puntos comenzaría la melodía. Chiquilla linda, de moda lesbiana. Tu crees que me espanto de tu gustos, tonta, si vieras cuanto coincidimos... eres un hombre en cuerpo de niña, y no una niña que ama niñas. Y como eres un hombre. Me entristece aún más tu pensar. ¿Tomar cervezas? ¿Y protestar?   Llamas a eso coherencia por una patria. ¿Tú que sabes de patria, tú que sabes de luchar? Tú que sabes de protestar. Protestar... Creí que serías una gran chica chico. Mientras tú marchas... millones trabajan. Pero bueno,

Adivinanza. , a photo by J. Abraham Arreola H. on Flickr. Y es que si lo vemos bien... pero bien, bien, bien. Un albañil es a la contrucción lo que un programador a la computación. Son la base de todo. Pero el estereotipo es el que marca la diferencia: pues el primero es el padre que está orgulloso de que su hijo tenga un trabajo tan curioso: trabajar con maquinitas. Y el hijo, le da pena aceptar que su padre regresa de su casa, sucio y lleno de cargos sociales. Odia a su padre por que el mundo le dijo que los maestros de obra son unos léperos y que si no se estudia terminarán así. Y esos comentarios, precisamente esos... son mamadas pendejas. Todo trabajo es digno. Y todo hombre tiene derecho a elegir si ser una persona digna o no, sin que importe su oficio y profesión. Y listo... ya me fuí.

DSCF6347 , a photo by J. Abraham Arreola H. on Flickr. El lunes, saque de mi casa mi estéreo, un aparato marca SANYO, cuya popularidad, honestamente no reconozco, pero reconozco su calidad: más de 25 años en nuestra familia la hacen una parte importante. En un tiempo fue de alguien extraño, quizá apostador; para luego pertener al jefe de la familia... ahora me pertenece. Aparato reproductor de casetes y vinilos. Lo saqué pues para limpiarlo... sin embargo, al dejarlo limpio me entraron ganas de... obviamente... Así, de esta manera, disfrutaba en lo ancho de mi hogar, la música más hermosa que tengo en mi repertorio. ¿Que qué música? Hasta la pregunta ofende. Luego de escucharla, vi un puente abrirse ante mí... no podía hacer más que: atravesarlo. Ahora, lo recogo de allá fuera. Sucio. Más empolvado que cuando lo saqué. Pero ¡ah jijo! ¡Cómo lo disfruté!