tres patines

Cuando llega la revolución cubana en 1959, muchos artistas salen de la isla. Entre ellos el elenco de La Tremenda Corte, llegan a México. En ese tiempo era Sergio Peña quien hacía la mayoría de programas insulsos como Sube Pelayo sube y otros más en México. La Tremenda Corte hizo un par de programas en televisión, lo cual era un formato que nunca se pudo adaptar al formato de la radio. Castor Vispo, el escritor original nunca vino a México, él decidió vivir en Cuba y morir en Cuba, siendo gallego. Al faltar el creador de todos los enredos en que se metía la Tremenda Corte, Roberto Gómez Bolaños lo sustituyó como escritor, pero su gracia no llegaba ni a la esquina y, como bien se dice aquí, tuvo que recurrir a chistes viejos de Castor Vispo para entretener un poco y fueron varios de esos chistes los que refritos, utilizo en su Chapulín Colorado, años después. A pesar de ello La Tremenda Corte no tuvo el talento suficiente en México para poder sobrevivir más allá de media docena de programas antes de desaparecer. Hay que decir también que Rudecindo un genio también del humor ya había fallecido, Nananina (Mimí Cal) se divorcia de Tres Patines y éste se casa con Norma Zuñiga quien toma el papel de Nananina pues los derechos los poseía Leopoldo Fernández, en fin esa nueva combinación no funciona, le falta la gracia y espontaneidad de los primeros programas y así como nace muere. Un par de años después La Tremenda Corte (básicamente Tres Patines y el señor Juez), viajan a Miami, tierra promisoria de cubanos exiliados y se les brinda una oportunidad en televisión, ya en color, pero la historia se repite añadiéndose la dificultad del idioma. La clave del éxito de La Tremenda Corte y la gran virtud de Leopoldo Fernández, es el manejo magistral del lenguaje, cosa que es casi imposible hacerlo en otro idioma, el intento también fracasa, La Tremenda Corte es para la radio y solo para ella, por eso escuchar los audios, aunque sea a través de Youtube, produce de nuevo la magia de remontarnos a la infancia, que en mi caso particular era, sentarnos a un lado de nuestro padre, lo más cerca de su radio de transistores, viendo como se deleitaba con una cerveza, riendo a risa batiente junto con él, con los disparates espontáneos y llenos de difícil ingenio que solo ellos podía regalarnos. El caso es que La Tremenda corte aún no muere y a este paso, algunos de nosotros, los que tengamos más suerte o nuestros hijos en todo caso, celebrarán con júbilo los 100 años de Tres Patines en la radio, o como en ese tiempo se le llame. ¡Larga vida a Leopoldo Fernández y a sus malandrines cómplices!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Jaladón, ahora si que se la...

Cuentos de Primaria - La lechera y el jarro de leche.