poesia no... buenísimos relatos

Entre todos mis sentimientos hay uno que me arrebata el sueño. Es aquel que mezcla el dolor con melancolía. Y por alguna extraña razón vuelo, viajo a lugares que jamás veré. Pues son de otro tiempo. Tanta es mi locura que sé que es real. Tiempo en el que las históricas arquitecturas no existían siquiera. Tiempo en el que era libre y podía amar. Como si su alma girará torno a mi y yo estuviera predestinado a encontrarla. Pero hay un alma perdida. ¿Y si esa alma gemela es la mía? Y soy aquella sombra que se se enamoró a morir de aquel varón, tanto que mi llanto por su pérdida me ha convertido en un reflejo de mi amor por él. Los lugares me hacen llorar porque llegan sin decirme aviso, porque me recuerdan que mi búsqueda aun no termina. Porque mi percepción supera lo conocido y me conecto con otro mundo. Tanto, que sé cuando imagino y sé cuando es real. Porque lo real me hace vibrar como si en tiempo presente estuviera viendo aquellas colinas al vacío. Y lo que imagino me estorba. Me asquea. Me disgusta. Y esa estructura gris fuera un templo. Templo que intento tantear en dibujos garabatos. Mis ojos son videntes, son el puente por dimensiones alternas. Créanme o no, no escribo con mis manos. Como si al azar se tratará, penetro palabras con naturalidad. Como si fuera un perro confiando en su olfato. Como si fuera una zorra esperando el amor verdadero, burlando al precio y al seductor patán. Como si escribiendo me liberara. Pero entonces... Entonces... Entonces llegan más historias que vivo sin siquiera tener vela. Como un tornasol sentimientos van y vienen, viento surca mis cabellos, y de nuevo esos malditos bosques verdes, esas montañas al ocaso, al horizonte, me conquistan. Y me enamoro de mis sueños sin ser infantil o cursi.
Que me tienes hoy para mí. Espero aseverando con calma.
Hoy te tengo esto.