oh relatos tristes - caray que mal

Alguien como yo, como podría conquistar a la chica popular. No me atrevo a hablarle, soy sólo el raro del salón, el chico que usa lentes y botas de acero. Hasta ella se burla de mí, cuando creí que podría confiar en ella. Me miró burlonamente, mientras decía mis sentimientos a todo el salón, señalandome y diciendo que yo jamás podría salir con alguien como ella. Dolió, pero segundos después, vi que afuera estaba lloviendo, y sólo una lluvia como esa podía alejar a los niños de la plaza, a las burlas de los oidos y a unas lagrimas de mis mejillas. Cuando regresé, un toque frio había nacido en mi rostro, no me importaba su cara de desprecio. La mia era aún más fuerte, era de indiferencia.
Y con la fuerza de un hombre que supera el desamor, me comí los chocolates que le había comprado, y si, estaban muy buenos.

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