cronicas de un trabajo frecuente... ser testigos

Una mujer perdió la vida, sufrió quemaduras en casi todo su cuerpo. Fue víctima de un accidente, un tanque de gas explotó y ella quedo atrapada en las llamas. 25 años y un novio, el mismo que siempre la acompañó hasta su deceso. Que pudo evitarse si alguien con dinero hubiese existido en el evento. Pero todos pagaban renta, y el arrendatario no le importa la tragedia, sólo quiere sus miserables tres mil pesos, que se le irán en breve. Los que pueden ayudar sin siquiera quitarse el pan de la boca ni un poco, nunca lo hicieron, y seguían de cerca la tragedia mientras comían fritura. Su historia, su amor, su odio, sus ganas, sus deseos, todo lo que un hombre es capaz de soñar, se esfumó en dosis de anestesia. Siempre se los he dicho. Las historias de terror, por más monstruos y demonios que pongan, son cuentos bobos comparados con la realidad tan cruda. En verdad, me duele mucho. Quisiera haber podido ayudar más.

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