En silencio absoluto

Es un cobarde, un traidor.

Y lo perdonas.

Te amo,
pues me hiciste como soy,
como sólo un yo es feliz
como sólo un yo siente amor.

No intervengo,
que tu corazón decida,
es, aunque a mi me duela,
tu vida, tu condena.

Pero no,
no me iré,
tu me quieres,
yo te amo.

No importa que sufras de amor,
de amor por aquel imbécil.

Si tu lo abrazas, le abrazaré;
si lo corres, las puertas cerraré.

Si tu dices,
quiero estar sóla,
no te preocupes.
Yo ya no estaré.

Sea lo que escojas,
sea lo que digas,
si te ries
o te lloras.




Yo simplemente desmayo,
mis fuerzas encayo;

Y así sin más.

Con que tu lo pidas.

Me callo.




FIN
Abraham Arreola

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