No me culpen...

¡No quiero soñarla más!

Soñé que una mujer llena de odio rozaba mis pies con sus piernas.

Que se ocultaba tras sus gafas oscuras, que le coqueteaba al jefe en turno sobre la mesa, pero bajo la mesa sus manos rosaban mis rodillas.

Soñé que trabajaba en una cafetería por no tener oficina, donde una mujer a sabiendas que tenía una dama en mi mente buscaba estar en mi entre pierna.

Que a solas me insultaba y frente a todos escondía sus fauces.

Soñé que una mujer, una década más en esta tierra que yo, buscaba cualquier tema para sacarme una plática que siempre terminaba en cuanto amaba a su novio pero cuán caliente estaba dentro de .


Era una momia de pocos años, maldito sueño, no sabía a quién acudir sin parecer un cobarde. ¿Pues quién se atreve acusar a una mujer en su sano juicio? Incluso en un sueño, esto es una locura.

Reboso que me bofeteaba a cada hora, pelo que molestaba mi nariz cuando se lo alaciaba con sus manos venosas, huesudas y secas.

Tan sólo su sonrisa, tiesa de tanto usarla sin demostrar alguna emoción o sentimiento sincero; esos dientes blancos y secos cual calaca macabra; y risa que como taladro en mi sienes rebotaba.

En tal sueño, es la única mujer capaz de lograr asco, repulsión, escalofrios y miedo en mi ser.

Espero no digan que soy un cobarde, pues sólo fue un sueño, una pesadilla de la cual intento apartarme.

Es sólo que en ocasiones siento que voy a soñarla nuevamente.

En mi sueño yo rechacé sus molestos roces e insinuaciones, pero seguido a esto ella le gritaba al mundo entero que yo le rogaba un poco de amor.

Odio ese sueño. Día maldito de 2232 horas funestas.

Desde ya pido perdón al cielo, por que quizá me porté mal y ella fue mi castigo. Quiero que esa pesadilla termine. Que no aparezca jamás en mi muro onírico, que se evapore como el vapor hediondo de las ratas en putrefacción en un valle de rosas.

Esa mujer no existe y si existe no la recuerdo, pues ya tuve suficiente con un sueño que duró tres meses, como para desear revivirlo en cinco minutos de siesta vespertina.

No crean que eso pasó, soy un caballero y no tengo memoria, sólo les cuento todo aquello que en mi sueño ocurrió.  

FIN
Abraham Arreola

Comentarios

Entradas populares de este blog

Jaladón, ahora si que se la...

Cuentos de Primaria - La lechera y el jarro de leche.