Ejercicio - 116




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Seca su frente, mientras mira la siembra, la cosecha es veloz.


Sonríe por un momento, serán más que kilos, toneladas quizá.


Emocionado va y cosecha.


Pero.


El granero es enemigo.


Grandes viajes lleva el sembrador, pero no sirve para saciar aquel granero. Su puerta, como boca, ríe tragando todo lo que recoge el campesino.


El campo está vacío nuevamente, el granero aún no se llena. Es más, ni siquiera va a la mitad.


El sembrador ha olvidado que también en siembra se come.


Ahora, en el nuevo temporal, el sembrador tiene más semillas, más terreno.


Aunque sabe que es muy probable, que aquel granero no se llene jamás.


Pues es más fácil que este vacío su interior a que el hombre deje de comer.



FIN
Abraham Arreola

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