Ejercicio - 35 - Más allá de las nubes.

Nubes by J. Abraham Arreola H.
Nubes, a photo by J. Abraham Arreola H. on Flickr.
Si señores.

Soy un hombre con un punto débil peculiar.

No son las cervezas ni el dominó.

Tampoco lo son las carreras y el fútbol.

Son las nubes.

Son ellas. Enormes bacterias de gas. Ejemplares obvios de que la tierra tiene vida.

Son las nubes y sus múltiples formas de tomar forma.

Sé que existe vida en las nubes.

Lo sé desde que era un niño.

Y tal es mi pasión que:

Iba a escribir un texto en forma de critica a una persona cualquiera... pero la foto de hoy no estaba para tal meditación de tiradero letrado.

Iba a continuar con la saga del cuento espacial... Sin embargo... las nubes me fuerzan más a escribir de nubes que escribir de "mas allá de las nubes".

Más allá de las nubes...

Asi se titula este texto.

Más allá de las nubes pienso jugar pelota sin cansarme. En pasear en bicicleta sin caerme. En acostarme y volar. En forjar una nueva ideología, en donde el amor y la lucha por la felicidad dieron frutos... pero no por eso hay que olvidar.

Donde todo aquel que trabajó muy duro por alguien, tiene una casa ahí. En aquellas esponjadas callejuelas de faroles tenues, luces que bambolean con la suavidad de la seda.

Las nubes son mi debilidad, mi fortaleza.

Pues nadie puede envenenar una nube. Nadie puede robárselas todas.

A nadie le pertenecen más... que a mí. A nadie más.

Soy el amo de las nubes, soy el rey del hidrógeno gaseoso en estado feliz. Soy el señor de aquellas alegrías perpetuas, de las verbenas divinas. Soy el mediador entre Dios y la tierra.

Soy más que un profeta.

Soy La Profecía.

El Tres Veces Siete.

El consentido del cosmos.

El rey de las nubes, suaves nubes.

Que toman la forma del santo que dió hasta su última gota de sangre en blandir su espada en contra del mal.

Mis nubes. Que dan hogar vitalicio al guerrero, al buen hombre.

Mis nubes, que no permiten más religión que la de ser feliz por siempre.

Mis nubes. Mi hogar.

Ese, mi hogar es al que debo dejar.

Pues debo crecer aún más.

Pero... aún, millones de años después, y luego de conocer billones tras billones de galaxias... estas nubes que ahora ves...

Seguirán ahí.

Seguirán siendo mías.

FIN

Abraham Arreola

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