Ejercicio - 21
Me falta uno. Me faltas tú.
Quién lo diría, quién se fija en tal cosa.
Yo lo hago.
Me fijo, me pierdo en aquel remolino en cuyo ojo de la tempestad estás tú... mirando al vacío con tu vacío corazón.
Qué esperarás de mi.
Más vivo no me puedo sentir. Más vida no te puedo dar.
¿La quieres toda?
Adicción, tus entrañas me envuelven en el recuerdo que tanto anhelé vivir.
A qué sabrán mis caricias en tu piel.
A qué mis besos en tu miel.
Panal de pecados, capitales de tantos recores: envidias de tantos hombres representados en un sólo simbolo.
Tú.
Yo.
Binomio de perfección total. Ecuación infinita de amor. Algoritmo de pasión, programado sólo para dar calor.
Cúmulo de galaxias, sistemas solares esperando la colisión. Tú. Yo.
Celulas que componen tu visión y me perfeccionan en un juego de iris y pupilas. La mirada caida de tu sonrisa se borra en el recuerdo de mis errores... pero revive con fuerza por las brisas sonrisas de tus caricias.
Soy el caballero que forja su armadura.
Eres la doncella que escupe fuego en el atardecer de mi tierra.
Cadenas encausan a mi andar en una forma grotesca y lenta... firme por mi carácter, suave por mi ser. Con el paso de mis pasos, los eslabones se corroen y rompen.
Volando por sobre las nubes, me miraste cuando brotaba de la tierra. Desde el espacio te veo, distraida en mi reflejo que en el mar habita.
Soy el sol. Eres mi viento.
Eres la flor, soy tus espinas.
Callejuela de la montaña más alta, cabaña coronada de nieve.
Finjimos no sabernos..
Esperando que en cada escalón nos unamos más.
Hasta llegar al punto donde todo lo que sube, baja.
Para bajar juntos, al mar de perversiones ocultas.
Para subir hechos uno. Al cielo de la vida eterna.
FIN
Abraham Arreola
Quién lo diría, quién se fija en tal cosa.
Yo lo hago.
Me fijo, me pierdo en aquel remolino en cuyo ojo de la tempestad estás tú... mirando al vacío con tu vacío corazón.
Qué esperarás de mi.
Más vivo no me puedo sentir. Más vida no te puedo dar.
¿La quieres toda?
Adicción, tus entrañas me envuelven en el recuerdo que tanto anhelé vivir.
A qué sabrán mis caricias en tu piel.
A qué mis besos en tu miel.
Panal de pecados, capitales de tantos recores: envidias de tantos hombres representados en un sólo simbolo.
Tú.
Yo.
Binomio de perfección total. Ecuación infinita de amor. Algoritmo de pasión, programado sólo para dar calor.
Cúmulo de galaxias, sistemas solares esperando la colisión. Tú. Yo.
Celulas que componen tu visión y me perfeccionan en un juego de iris y pupilas. La mirada caida de tu sonrisa se borra en el recuerdo de mis errores... pero revive con fuerza por las brisas sonrisas de tus caricias.
Soy el caballero que forja su armadura.
Eres la doncella que escupe fuego en el atardecer de mi tierra.
Cadenas encausan a mi andar en una forma grotesca y lenta... firme por mi carácter, suave por mi ser. Con el paso de mis pasos, los eslabones se corroen y rompen.
Volando por sobre las nubes, me miraste cuando brotaba de la tierra. Desde el espacio te veo, distraida en mi reflejo que en el mar habita.
Soy el sol. Eres mi viento.
Eres la flor, soy tus espinas.
Callejuela de la montaña más alta, cabaña coronada de nieve.
Finjimos no sabernos..
Esperando que en cada escalón nos unamos más.
Hasta llegar al punto donde todo lo que sube, baja.
Para bajar juntos, al mar de perversiones ocultas.
Para subir hechos uno. Al cielo de la vida eterna.
FIN
Abraham Arreola
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