Ejercicio - 13
Mira... te voy a contar lo que en verdad sucedió.
Fue la noche de ayer cuando estaba un poco somnoliento, ¿entiendes?, el trabajo había estado muy duro y no podía dormir. O como dicen los fufurufos: conciliar el sueño.
En esas estaba yo cuando... ¡poom!
Recordé que era un niño.
Un niño muy feliz, con cientos de amigos y... en un día como hoy.
Ella cumplía años.
Ah que tiempos, caray. Yo cumplo años el 21, mi hermosa amiga el 20 y ella... ella el 28. Éramos los tres festjados más alegres de la privada en la que vivíamos. Era hermoso ver la cara de ella, sonrojada por un regalo de mi parte para ella. Todo esto pagado por mi hermana, quién nunca se desánimo por vernos separados.
Feliz cumpleaños Alejandra.
Desde aquí le digo: te quiero a morir. Sin tu dulce voz, sin tus coreografías para hacer berrinches, mi infancia se hubiera convertido en algo muy tosco y violento.
No sé lo que en verdad sucedio, disculpa por eso. Pero quiero que sepas, que si hoy me ves festejando una silla vacia, esperando que las velas se apaguen, manoteando como caricias y paseando de la mano con el viento, no te preocupes por mi: pues es su cumpleaños.
Y si quieres hacerme un favor.
Cántale las mañanitas.
FIN
Abraham Arreola
Fue la noche de ayer cuando estaba un poco somnoliento, ¿entiendes?, el trabajo había estado muy duro y no podía dormir. O como dicen los fufurufos: conciliar el sueño.
En esas estaba yo cuando... ¡poom!
Recordé que era un niño.
Un niño muy feliz, con cientos de amigos y... en un día como hoy.
Ella cumplía años.
Ah que tiempos, caray. Yo cumplo años el 21, mi hermosa amiga el 20 y ella... ella el 28. Éramos los tres festjados más alegres de la privada en la que vivíamos. Era hermoso ver la cara de ella, sonrojada por un regalo de mi parte para ella. Todo esto pagado por mi hermana, quién nunca se desánimo por vernos separados.
Feliz cumpleaños Alejandra.
Desde aquí le digo: te quiero a morir. Sin tu dulce voz, sin tus coreografías para hacer berrinches, mi infancia se hubiera convertido en algo muy tosco y violento.
No sé lo que en verdad sucedio, disculpa por eso. Pero quiero que sepas, que si hoy me ves festejando una silla vacia, esperando que las velas se apaguen, manoteando como caricias y paseando de la mano con el viento, no te preocupes por mi: pues es su cumpleaños.
Y si quieres hacerme un favor.
Cántale las mañanitas.
FIN
Abraham Arreola
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