Quincena

Abraham Arreola

Hoy es una noche pesada.

De esas veces en las que escuchas voces macabras, que en realidad son ecos de los ruidos de tantas fiestas: pero son en realidad su verdadero sonido.

Regreso de trabajar mirando la hostilidad de todos contra todos, sintiendome atacado por cada paso que el camión me obliga dar hacia atras. La solemnidad de unos ensombrece el ambiente y las carcajadas cual animales en celo enrojece mi contexto: bestias de dos pies con garras nuevas, garras que tienen sólo por un tiempo, sólo dos veces al mes.

Bestias de dos pies.

Bajo del autobus, las nubes en la noche tornan gris el cielo negro y los autos pasan a gran velocidad, me extraña porque esto pasa si siempre lo hacen con precaución.

Hoy el desenfreno es lo importante, morir en un choque de apasionante metal les fascina hasta... hasta la muerte.

Y hoy, llegando a mi hogar, salgo deprisa pues quiero tocar un poco el piano al aire libre.

Pero el aire esta enojado, me trae ecos macabros de ruidos: salones de fiesta cuyas resonancias dejan atrás su música para traerme risotadas lentas y graves, que es en realidad su verdadero sonido.

Me intimida la noche, la maldad humana se esparce en ella y hace que esconda mi instrumento ante el rugir de un animal oscuro.

La vida en rosa, era mi primer tema a interpretar. Ya nadie cree en ella. El viento me advierte que regrese, que vendrá en la noche una malicia humana, que me hará como ellos:

Como esos que se emborrachan despues de trabajar o estudiar. Y terminan dormidos, peleados, muertos... vendidos ante el alcohol.

Como aquellas que pretenden a cuanto hombre se les cruce, para ocasionar una ola de muerte.

Como aquellos que viven aprisionados en su trabajo e intimiadados por su jefe, y que en la noche de esta noche, salen cual serpientes buscando hurones.

Chaneques urbanos, transforman metal y papel de paga en gran maldad humana.

Pido a Dios fuerza, y lo cuento para quien sienta eso, sepa que no esta solo... aunque entre esa persona y yo, exista muchos kilometros de distancia.

Regreso a mi hogar, la noche es muy triste y me dan ganas de llorar, la humanidad esta sumergida entre tanto mal.

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