Atardecer nubesco VI.

Si supieras lo que a mis oidos llegó.

Dejarias de jugar al poderoso.

Tu entierro será más honroso.

Los truenos de la ciudad, en pleno marzo se sienten llegar.

Idiotas se asustan y maldicen al viento.

Creyéndose los dueños del cemento.

Lluvia en pleno marzo, quien lo hubiera pensando, la moda es hablar de ella.

Pero no quiero hablar de lluvia.

No quiero escribir de amor.

Ni sufrimiento.

Mucho menos de tristezas.

Quiero escribir de alegrías.

De aventuras.

Finales felices.

...

Sin embargo.

Es dificil, aunque cabizbajo acepto el precio de vivir mi vida.

Las mejores aventuras no puedo contarlas.

Porque sentirán celos de este que les habla.

Querrán vivir lo mismo, con los mismos personajes y usando los mismos diálogos.

Miles han muerto en el intento.

Todos ellos han perecido al escuchar mis alegres y victoriosos relatos.

Vitores a mi nombre se escuchan en los cerros de la Sierra Gorda queretana. Siempre que alguien quiere ser como yo muere tan solo al decir: "acepto el reto".

Mira que atardecer, tan divagante.

Tan alucinante.

Me pone como un loco.

Y quiero, mirando estaticamente la fotografia, volver a sentir aquel viento frio, aquellas nubes azules: auroras boreales queretanas.

Aquellos confines, más precisos que un reloj.

Aquel viento bajo mis pies. Bajo mis talones. Tan elevado como el puente peatonal y a la ves tan distante de él.

Pero mis ojos, por la presión sanguínea de estar vivo, me recuerdan que el tiempo ha transcurrido. La foto tiembla, al cansarse mis ojos despues de un agotador y hermoso día.

Mis ojos lloran de cansansio, pues estoy feliz.

Y aprovechando que mis ojos llorán por irritación lumínica.

Una lágrima escapa para lubrícar los sentimientos que revolotean cual mariposas boreales...

... como esas nubes.




Abraham Arreola 2012

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