Partes de diario 27 FIL

Código: FIL2011 - CPD

Un Hernández: el viajero y el viejero. Vol. I
De: Abraham Arreola

Como toda acreditación de prensa exige la publicación; pues lo publico.


Para la acreditación del 2012


Estuvo bueno... pero estuvo mejor afuera.


Todo pasó así:

Era el jueves de hace tres meses y yo habia sido acreditado, por este blog, a la Feria Internacional Del Libro En Guadalajara 2011.


Por lo que decidí montar una superproducción de mil pesos.


Con eso facil me alcanzaba para un... pan con refresco. De ese modo derrocharía en libros y libros... de treinta pesos cada uno.


Así que bueno, solicité un camión a la universidad y esta me lo concedió. Mil pesos menos.

Lo curioso: yo tuve la iniciativa de pedir el camión a la universidad: a comparación de otros que tuvieron solamente la idea y la tipica frase ¡estúpida! de: "hay que ver": pereza en su maximo esplendor avicola.


Hice la carta, hice la lista de asistentes: no me importaba quien iba si yo iba: pero bueno, actualmente casi terminamos la licenciatura y no falta quien metió su cuchara (plastico, metal o madera sepa la bola) para sentirse organizador y dejar su liderazgo nato en el recuerdo de nosotros los compañeros adormilados y faltos de iniciativa y pues como era de esperarse solo se hacian pelotas...

Es más. Llegué a la conclusión de que les gusta estresarse por puras estupideces y por eso remendaron una prenda nueva: vida tan sosa que satisfacen con sufrimientos para poder decirse Adultos.

Para colmo, además de solo hacer relajo y crear confusión sólo comentaban: "me dijeron", "no se como este", "según" y mi acerrima enemiga "hay que ver" o verlo. Nunca alguno de ellos preguntó directamente a la fuente: yo o la otra encargada o a la secretaria encargada de dar el presupuesto: que además de ser amable con los estudiantes es eficiente en el cargo que ejerce.


Y ahi la problematica: pues cuando decían que ya iban a hacer algo: los muy activos, no hacian nada. Y yo que ya me estaba tomando un trago de soda sabor naranja recostado bajo la sombra de un gran Pirul.


Lectores que se sientan adjudicados (me conozcan o no, pueden sentir la pedrada): no importa si el que organiza el viaje les caiga mal o pésimo: con que los tenga en su lista de asistentes, es más que suficiente. Anden y metan su lengua peluda en otro asunto.


Y la cosa quedó así:



Dia de salida: Sábado 27 de noviembre.


Hora de salida: cuatro de la mañana.


Y eras las cuatro con cuarenta minutos cuando mi celular sonó: un compañero se acordó de mi, no digan que fue camaradería, yo era el que les conseguiría el hospedaje por un dia. Tanto compañerismo no era para menos.


Asi que me despertó:


Compañero 1: Abraham (cuando no hay nada por medio me dice "wey")


Yo: Que paso. (Simulando saber todo cuando los calcetines no entraban en mis zapatos)


Compañero 1: Dónde estás, ¿ya vienes?


Yo: Si, (obvio) voy en camino (claro), llego en veinte minutos (o más).


Compañero 1: Ah bueno, porque el profesor (la figura academica en el viaje) todavia no llega.


Yo: No sí, ya voy, ya voy eh, ya estoy casi ahi.


Antes de llegar a la avenida vi pasar treinta y ocho mil doscientos taxis vacios; pero justo cuando llegué a la carretera de ocho carriles: ni señas de algún carburador amarillo con cuadritos amarillos.


En fin, pasó un taxi e inmediatamente comenzo la marcha:


Primera: A la universidad por favor.


Segunda: ¿La universidad?, ¿por Cinco de Febrero o por Hidalgo?


Segunda forzada: Por Hidalgo (calle) a esta hora es la única que esta abierta.


Tercera: ¿Estudias ahi?


Tercera: Si...


Tercera: ¿Y que estudias?


Segunda: ¿Comunicación?


Primera: Ahhh.


Neutral: ...


El rojo de semáforo indicaba que faltaba medio camino por recorrer, medio camino y yo esperando no recibir otra llamada de mi compañero: eso seria la señal de partida y yo partiría sin ellos.


Taxi
No frenes amigo
que sí
de eso soy testigo
matas
pues mi gran destino.


Llegué, vi varios camiones a punto de salir: y les pregunte: como siempre son muy hábiles para contestar.


Yo: Disculpa, este va para guadalajara.


Señorita: Si pero somos de la facultad de Lenguas y Letras.


Breve respuesta pero muy informativa: el autobús ya no estaba. Pero la señorita me dió una pista con su siguiente comentario en cuya falta de observación esta mi pase a la... (adivine palabra no alburera y correspondiente al parrafo)ión.


Señorita: El camión de Comunicación y Politica salio hace una hora.


Un ¡ting! baléo mi cabeza: resonaba como ladrido sorpresivo de perro atras de una acera a la cual no habia usted visto.


¿Una hora?. ¿pero si mi compañero me llamó hace veinte minutos (o más)?, lo creo capaz de hacer una broma así pero ¿y ahora? Me quedé pensando en medio de dos camiones ajenos a mi solicitud de transporte.


Asi que me alejé un poco de aquella chica cuya silueta solo puedo y quiero recordar... bueno no tanto, sólo puedo recordar su silueta porque la verdad no veia nada.


Antes que mis pies girarán en dirección a mi nuevo y la vez conocido destino: mi hogar, dulce y no guadalajaresco hogar: volvió  a darme información no solicitada: seguramente vio mi expresión de incomprensión ser maquillada por las sombras de los faros del autobús y la negra madrugada.


Señorita: A lo mejor y están allá: creo que allá hay otros camiones.


Señaló a su derecha: habian dos camiones universitarios estacionados y sin luces encendidas... Quizá, quizá... quizá.


Mi vida seguia teniendo el mismo sentido que si me hubiesen dejado, sólo que ahora sí tomaria el camión: no hacia mucha diferencia: lo de menos era verificarlo.


Primer camion. Vacio, oscuro, sin vida dentro, ni señales de ella afuera.


Segundo camión. Una luz encendida, un chofer que buscaba en mi rostro la culpabilidad de alguien que llega tarde: una hora tarde.


Me acerqué a ese camión.


En los ojos del chofer me veia reflejado, siendo regañado por decenas de choferes clonados: !llegaste tarde¡, !sabes que significa para mi¡, !crees que tus compañeros entiendan que esto es tu culpa y no mia¡


Me acerqué más: una chica de esbelta figura y cabellera casi dorada le preguntó algo: no sé que era, pero su belleza y juventud bastaron para el chofer y para mi.


Ella lo distrajo.


Ella era mi compañera.


No hacia falta preguntar, sólo decir Buenos dias, abrir la compuerta y entrar a los asientos donde breves abucheos se oyeron.


Ni que fuera para tanto. Cada quien iba por su cuenta.


De eso me di cuenta durante el viaje.


Detrás de mi llegó el profesor responsable: si el hubiera llegado antes, antes se hubieran ido.


Fortiuto fue su retraso, y al taxista le di sesenta pesos que igual: a tiempo o con algo de prisa lo hubiera pagado.


El chofer conversó un momento con el profesor: debian quedar de acuerdo, debian estar sincronizados mentalmente. Mientras yo buscaba un buen lugar para descanzar, platicar y sobre todo.


Viajar.


Primera: es esta.


¡SEGUNDa!


La próxima quincena.


CONTINUARÁ...

Abraham Arreola Presenta: Hernández, el viajero y el viejero. 2011. Todos los derechos reservados, los zurdos estan libres. MMXI

Comentarios

Entradas populares de este blog

Jaladón, ahora si que se la...

Cuentos de Primaria - La lechera y el jarro de leche.