Soy el titulo, soy aparte. De: Abraham Arreola

Soy el titulo, soy aparte.


De: Abraham Arreola



Un día le dije a alguien que la amaba, sin saber lo que es el amor.

Ausencia de inspiración, intento de escritor a sueldo, que exprime cada uno de sus sentimientos y usa los siete pecados capitales como bodegas donde las musas soplan y alientan a continuar.

Rimas, versos, palabras.

El canon. Aspiración humana.

Ahí estoy yo, ahí están ellos; no querramos mimetizarnos con los patos; todos de una u otra manera dentro de todo estamos y si es todo, no es nada.

Apenas un libro, apenas un cuento en un libro, apenas una línea o una gran frase. Algo que mantenga la energía del ser ausente unida, para que en un regreso soñado, ese hombre no olvide quien es.

Dolor, materia prima de los bastardos; la alegría es de los ingenuos. La crítica es de los perezosos. Pero la pereza se comparte más que el pan en la mesa, porque sola se hizo universal.

Con poemas intento quedar en tu mente, oh mujer de cobrizos cabellos traviesos que juegan con mi mente siguiendo el vaivén del viento y revolotear de las rocas. Rimas que acuerdan ser acordes mortales de un mortal enamorado.

Canto para que canten conmigo; para que mi ausencia les evite cantar. Canto a conveniencia es canto sin música ni letra.

Ensayo, para ser mejor, y criticar peor. Pensar ensayando no sirve de mucho: de todo se toma algo y no se aprende nada. Cobardía de vivir plenamente.

Escribo, por ser leído.

Vivo por ser vivido.

Lógica tan lógica. Tan absurda. Filosofía olvidada. Inicio de aquellos pensamientos complejos que damos por vistos cuando a tientas buscamos la luz. No usamos los ojos y los tenemos puestos.

Música, letras, comida, aire… dientes, oídos… no existe el sentido sin aquello que lo pueda captar. El sentido de la vida sin vida está de moda en estos días. Días de hambre espiritual.

Hombre que en un reloj encuentras el tiempo y lo pierdes al pensar en penas que apenas se escapan de ti, me apenas porque eres el reflejo claro del que cambio un teclado por un lápiz solo por sentirse escritor. Claro, todo sea por ser.

Final. Al que nadie cuestiona por miedo y al que todos contradicen por la misma razón. Final. Sin él no habría inicio, sin ida no habría regreso.

Lógica tan Lógica.

(La entrada cuarenta... con un texto de antaño: celebrar la madurez blogística.)

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