Este texto no es anónimo. De: Abraham Arreola

Este texto no es anónimo.
De: Abraham Arreola

Les contaré que obtuve un material audiovisual, con un valor muy elevado; no se encuentra en cualquier lado y vale la pena que sea compartido…

Pero… el internet no es la opción correcta.

Día cero: alguien ansia ser el sujeto más famoso de todos los foros en los que se ha suscrito porque así será un gran usuario; cada foro le llamara de una u otra manera, pero ese usuario será tan agradecido, que tendrá la autoestima para poner una gran “firma” en “gif”… en fin, ya trae ganas de sobresalir, porque le duele la conciencia de ser llamado “leecher”.

Día uno: yo subo el archivo en un servidor que para mí es cómodo, claro, el internet es comodidad. Digo las especificaciones, digo el peso, digo la página de donde se puede descargar, doy la dirección. No pido comentarios, porque bajarlo es mejor muestra de interés que un “chido carnal, bajando…”.

Día dos: alguien busca este material en su “buscador” preferido. Esa persona ha encontrado lo que ha estado buscando, lo baja, lo disfruta, lo comparte y en tristes ocasiones, lo presume.

Día tres: el que desde el día cero estaba esperando, encontró algo que no existe en la web. Copia y pega el formato, borra el nombre de quien la subió y se sienta a mirar como su ordenador se llena virtualmente de agradecimientos, mientras su cuarto sigue vacio… sigue igual.

Día cuatro: un usuario lleno de ética le reclama que eso solo es un “copy and paste”. El usuario, dueño de el “post” “original” sólo responde que “si esta en internet, es de todos”.

Día cinco: maldiciones en los comentarios porque el archivo esta “corrupto”, reclamos una y otra vez ya que no hay respuesta alguna; el ahora “posteador” se enoja y amenaza con “no subir más archivos si no le van a agradecer” olvidando su política “ruda” y “radical”.

Día seis: el “post” ya no tiene visitas, el archivo fue borrado de la página donde estaba almacenada; el usurario ya copio, pego, y “posteó” otras cosas y se ha olvidado del “link inválido”. Los últimos comentarios son de “súbelo compa, que no lo encuentro por ningún lado”.

Día siete: un usuario curioso, encontró la página original; donde como todo buen “aporte” se sigue manteniendo en “línea”. Baja el archivo, lo disfruta, lo comparte…

Día cero: un usuario tiene ganas de comentar algo, hizo un texto breve, creyendo con eso llenar su blog; sin saber que otro usuario borrará con toda la intención el nombre del autor, para en algún foro “subirlo como propio”.

No me quejo, pero reconozco el contexto “cibernético”.

Como dicen los “uploaders”: "con que me den los créditos, me doy por bien servido".



Pero aun falta… Semana dos:

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