Partes de diario 8. De: Abraham Arreola

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Partes de diario 8
De: Abraham Arreola




Ora sí, ya me estaba tardando

Después de un pequeño rato sin escribir… las historias se acumulan, atrofian nuestra imaginación si no las dejamos fluir entre letras y música con tonos menores. Que risible suena todo esto, pero es cierto.

Para ustedes o para mí, para todos, a todos, por todos… nos hace bien. No tengo idea que, pero de que hace bien, lo hace.

En un pedacito del cine, estaba sentado. En un pedacito de donde estaba sentado, estaba un refresco, unos nachos y mantequilla, al menos eso dijeron cuando me vendieron dicho producto amarillento y espeso.

Mejor cambio de canción, esta me anima a cantar, es de noche y no se vale.

Recordé que, me dieron un número gratuito de literatura; de esa que exponen, de esa que se imprime en papel no cotidiano, de esa que no entiendo más que las maldiciones; de una que leí tres veces la palabra “puta”, pero no sentí que dicha palabra recayera sobre algo o alguien; tres veces la palabra, y sólo me hizo pensar que la literatura moderna, no tiene porque ser vulgar… y que la “puta” tiene todo el derecho de estar en una verdadera obra literaria, sin esto sea vulgar.

Apenas llevo dos, pero mejor debo una más; ya he quedado saciado: no a todos les sale el truquito de ser muy coloquiales y muy literarios.

Es en ese pedacito que vi una linda película: zombis, muertos, mutantes... Las historias se acumulan y salen alocadas ante el primer estimulo posible; no importaba si la chica mataba a un perro mutante que abría su cabeza para comérsela con las tripas en vez de dientes, yo pensaba en un perro más mutante pero que era inmortal, que era invencible pero que a veces era humano… Que mientras los balazos llegaban, mi cerebro me daba personajes por docena, y aventuras por toneladas…

El cine no es lo mismo si dejas de ver televisión. El cine no me es familiar como antes, el cine puede espantarme, porque no le prestó toda mi atención, porque me distraigo en mi imaginación y cuando respiro para tomar un trago de soda podrida, el monstruo esta en pantalla. Así veo al cine.

De aquella película, que ya es la cuarta entrega de su saga, me quedo con la banda sonora; porque cerrando los ojos en los diálogos y abriéndolos cuando los monstruos aparecían, se me fueron las dos horas, a pesar que estaban junto a mí, muy entretenidas. Y así como las vi marcharse, tan contentas, dudo que regresen.

Así que por ahora me siento desahogado… no porque sea un gran autor, de esos que en una “sentada” hace novelas, trilogías o sagas de magia. Apenas y una cuartilla: serán más, en otra parte, parte de diario.

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