Púrpura

Una tina llena de agua, manchas rojas en el piso y paredes, papeles de despedida. Una tina donde el cuerpo se recuesta y se relaja mientras decide el momento en que hundirá la navaja en la piel, para que las venas se rompan como cuerdas de violín y fluya el líquido que nos separa de los muertos; la sangre comenzará a manchar el agua y a expandir en pequeños círculos concéntricos que cubrirán con su totalidad el cuerpo inerte y sin vida del suicida.

Por Sofía Alonso.

Extraída del lugar donde todos se sienten filósofos: facebook.

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