Aventuras en la ruta H

Subo donde todos bajan... La parada final, mi regreso a casa.
Al bus de hoy le faltan dos asientos, puro fierro, si te sentaras, asomarías las pompas. Por cierto, de esos dos lugares, uno tiene respaldo: se burla del que apenas sube y se alista a sentarse.
Un autobús feo es como una persona con mal aliento. Tu cara lo expresa todo... O lo oculta, lo disimula.
No juzgues al camión por su chofer.
Subes, pagas y buscas. Son los tres pasos básicos.
Los demás pasajeros me envidian, me han visto aprovechar el defecto a mi favor. Cómodamente estiro mis pies en los fierros, mis brazos los apoyo en mis rodillas, me siento modelo, aunque sea para ejemplificar cómo es un sonámbulo.
El itinerario se consume a vuelta de carro.
La muda se enreda en las veredas del viejo Camino Real Tierra Adentro.
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FIN

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