Aventuras en la ruta H II

Bueno, ahora no es la ruta H. Es la ruta 8.

¿Porqué? Porque justo cuando bajaba del puente, mire que detrás de aquella fila india de taxis la H iniciaba su viaje.

¡Me abandonó!

Si, se atrevió a eso y más. Me esperó a que casi la alcanzara para arrancar. Primera, cambio, segunda, cambio, tercera y se fué.

Ahora estoy en la ruta 8, pero no arranca... Bueno, hasta ahora, ya se movió. Me siento tres centímetros más cerca de casa.

Y no me asomo por las ventanas, porque seguramente una H esta aparcando, lista para llenarse con visitantes.

Acá, en la ocho, hace un calor tremendo, afuera hace frío pero ya somos muchos dentro.

¡Arrancó!

Lo que sigue es mirar el paisaje urbano, hacer un acto de reflexión, autoconfesión con música de fondo. 

¡No suban más, que ya no caben!

FIN

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