Ayer me sentía muy triste, no sé cómo esté hoy. He cambiado por tenerte, por ser el mejor hombre, y ni siquiera miras de reojo. Me estoy cansando de tener esperanzas de amarte. Es lo que, segun el dicho, muere al final. Y ya agoniza. Me da rabia verlos, a esos, que pretenden ser yo, amar y sonreír. Quizá sus damas no sepan que frente a mi sus héroes no son más que giñapos húmedos envueltos en polvo fino. Pero eso no quita que yo esté solo. Vaya fortuna para el que quiso seguir su carácter. Estoy en depresión. No sonreiré al llegar a casa. No tengo ganas de salir y jugar pelota con los vecinos. De hablar sobre la vida, los autos y las cervezas. De un día para otro no te puedo olvidar. Eso debo enterlo bien. Tus esporádicas sonrisas hacia mi, aún me sostienen y me atan a mi infacia de tiempo atrás. Pero olvido, es mi virtud y defecto de nacimiento. Texto adolescente de este hombre enamorado, que, queriendo ser caballero se enamoró de una Dulcinea real, pero que no le ...