Ejercicio - 62
Esto es Fa… y mi piel se enchina, recuerda la primera vez
que vi aquel celular de bajo presupuesto.
Con tantos colores como bits tiene un videojuego.
Con tantos colores como bits tiene un videojuego.
Le sigue Re en segunda escala. Ese viejo celular, ahora ya
muerto por hacerlo nadar. Una vez, una opción, una vocación… egresado de las
calles a las bellas artes.
Un teclado en un celular, una octava y media para mí. Pocas veces tuve un teclado en mi poder y para ejercerlo ni se diga: pues el tamaño de un piano u órgano aunado a su ruido eran imposibles de tocar en mis entornos.
Un teclado en un celular, una octava y media para mí. Pocas veces tuve un teclado en mi poder y para ejercerlo ni se diga: pues el tamaño de un piano u órgano aunado a su ruido eran imposibles de tocar en mis entornos.
Entornos… de niños pequeños, de madres cansadas, de adultos
celosos, de hombres fracasados en busca de compartirme su frustración. Entornos
donde el sexo era taboo y práctica diaria. Donde la doble moral se volvía la
única forma de sobrevivir… en donde un niño no puede tocar más de una tecla a
la vez para no ser descubierto.
Entornos donde una pequeña cajita musical de sonidos
livianos podía sonar sin molestar los oídos de los contrarios.
Fa… Re.
Do. En segunda escala. La sensación de crear una melodía
proveniente del corazón. Me había vuelto insensible a la vida y compartía la
opinión: el amor no existe, la vida es de uno y el cielo es una invención de
gente miedosa a ver… la realidad era diferente. Mi vida era una línea
predecible, en donde la vida adulta era la siguiente fase, pero.
Tres notas, una rebeldía en mi mente, millones de
pensamientos rebeldes a la rebeldía: trillones de sentimientos por una hoja que
vive en una leña de pirul.
Tocar es expresar, Mozart… Bach… cientos de obras maestras…
mis tres notas, hacían sentirme vivo por primera vez en mi edad de la punzada.
Inevitable ignorar la fortaleza de la familia: esos cantos como lamentos, esas canciones de la serranía queretana, las melodías locales que no aparecerán jamás en un álbum de música folklórica.
Inevitable ignorar la fortaleza de la familia: esos cantos como lamentos, esas canciones de la serranía queretana, las melodías locales que no aparecerán jamás en un álbum de música folklórica.
Viví en cerveza, cante con entereza. Diario era un trago
enorme de alcohol, diario era una ovación para mí, por mi supuesta gran voz.
Como aquellos artefactos que los asmáticos usan para respirar, así yo, en medio
de briagos conocidos y karaokes sucios. La cerveza por primera vez no afectó, y
mi celular viejo se acerco a recitarme las tres notas.
Fa… Re, Do.
Si algo me faltara, es salir de aquí. Salir de una rutina y
entrar a otra… Contexto, la vida te enmarca seguir un sendero… pero nadie nos
dice que tal camino es opcional.
Millones de personas nacen antes que yo y llegan a mí con
estereotipos que les han enseñado; por mi piel estoy en unos, por mi color de
ojos en otro, por mi estatura en algunos; pero esperen.
Suenan mis tres notas para recordarme a mí. Suenan mis tres
notas, se forma mi reflejo sin rostro.
Soy La.
Y veo mi rostro, sereno por la costumbre de no demostrar
sentimientos y resguardar ideas.
Soy La, el Hombre.
Primera nota musical, que en medio de la escala sirve de
balance.
La. Encuentras en los teléfonos antes de una llamada.
La. Escuchas en aquellos grandes vehículos marinos.
La. Sientes al sonar una alarma sísmica.
La. Primera nota musical.
Qué más obvio que su apodo.
A.
La, en la primera escala.
Y canta conmigo.
Baila conmigo.
La melodía de mi primer son.
Fa… Re, Do, La…
La, ra, ra, la…
FIN
Abraham Arreola
Abraham Arreola
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