Ejercicio - 58
El corrector de estilo.
Después de mis primeras publicaciones en mi blog, no faltó
quien corrigiera mis escritos.
Comas, acentos, puntuaciones, sintaxis, simbiosis, fusión
nuclear, atomismo locónico, sintagma descriptivo, mapa de bits, registro de
operaciones, etc.
Y claro, no falté a ninguno de sus comentarios: todos los
textos con llamadas de atención los revisaba una u otra ocasión.
Hasta que veía que: mientras en algunos casos, sólo era “cuestion” de acentos; otras
veces era más grave el asunto. Lo puse en comillas por si acaso me reclamase
algún buen lector y creyera que mi respuesta: “es intencional”, es un vil
pretexto de mi conchudez escrita.
En fin. En otras ocasiones hasta palobraf escribía moal.
Seguramente lo hacía dormido, pero las que más me
preocupaban.
Eran aquellas a las que le faltaban
Así es: eran las le faltaban palabras.
O peor aún: las que sintaxis tenían diferente.
Lo que hace que al reeleerme una vez publicado el texto, no
falte que reconozca uno que otro error de dedo..
Interesante.
Entre más escribo, más errores de ortografía cometo…
Más tengo que revisar, más tengo que corregir.
Más chulos van a quedar.
FIN
Abraham Arreola
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