Ejercicio - 31 - Suave cuento espacial-Vol.3
Abner, el ninoy enamorado se sienta a las afueras de su casa. Tratando de entender porque la chica que le gusta no acepto su invitación al cine.
Su pensamiento: es redundante, confuso, ingenuo... tierno aún. "Trato de entender, porque la chica que me gusta no acepta salir conmigo al cine.
¿Es poco atractivo no ser un patán?
Preguntaré como ser uno y me esforzaré... le hecharé muchas ganas en tratarle mal, para que así vayamos por fin juntos al cine."
La calle luce solitaria. Nadie esta ahi.
Pero Abner no se siente solo.
Las cabinas comienzan a enfriarse, las turbinas dejan de producir calor.
El joven astronauta no duerme una vez más.
Es el primero que se atreverá a viajar al espacio, al más allá.
Y eso le aterra. Las noches suelen ser nauseabundas, busca un poco de paz, pero cuando intenta conseguir aliento, su novia sólo bromea con él. A ella sólo le importa que la escuchen, que la mimen, que la exalten... pero a ella, nada más.
La estación espacial apaga sus luces y los vigilantes de tercer turno se disponen a ser siluetas dominantes de un edificio blanco, enorme y vacio.
Duermen ahora los dos. Cansados por una vida dificil a percepción de cada uno.
Mirando en el cielo la estrella más pequeña que pueden percibir en la melancólica noche.
E imaginándose, que hasta en esa estrella tan lejana y diminuta: hay un universo completo de maravillas increibles.
CONTINUARÁ
Abraham Arreola
Su pensamiento: es redundante, confuso, ingenuo... tierno aún. "Trato de entender, porque la chica que me gusta no acepta salir conmigo al cine.
¿Es poco atractivo no ser un patán?
Preguntaré como ser uno y me esforzaré... le hecharé muchas ganas en tratarle mal, para que así vayamos por fin juntos al cine."
La calle luce solitaria. Nadie esta ahi.
Pero Abner no se siente solo.
Las cabinas comienzan a enfriarse, las turbinas dejan de producir calor.
El joven astronauta no duerme una vez más.
Es el primero que se atreverá a viajar al espacio, al más allá.
Y eso le aterra. Las noches suelen ser nauseabundas, busca un poco de paz, pero cuando intenta conseguir aliento, su novia sólo bromea con él. A ella sólo le importa que la escuchen, que la mimen, que la exalten... pero a ella, nada más.
La estación espacial apaga sus luces y los vigilantes de tercer turno se disponen a ser siluetas dominantes de un edificio blanco, enorme y vacio.
Duermen ahora los dos. Cansados por una vida dificil a percepción de cada uno.
Mirando en el cielo la estrella más pequeña que pueden percibir en la melancólica noche.
E imaginándose, que hasta en esa estrella tan lejana y diminuta: hay un universo completo de maravillas increibles.
CONTINUARÁ
Abraham Arreola
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