marea roja , a photo by J. Abraham Arreola H. on Flickr. De: Abraham Arreola Dí mis historias, pues ya no las quise conmigo, no en mis espaldas. Y al abandonar mis historias, me vuelvo a quedar debil, sensibe, sin poder. No necesito comprobar nada. Pues sin historias no existe la culpa ni la gloria. Sólo existe la libertad. La paz. Sin mentiras u obligaciones, sin fantasias o contradicciones. Quedátelas y úsalas como el sueño que tienes, mismo sueño que yo si he vivido. Miro el cielo rojo sentado en aquel viejo baldío. Sentado, esperando que esta humilde cámara captara lo que mis ojos, aún con fallas, puede llegar a ver. Anteayer un sol rojo, redondo que como una moneda entra en la ranura de la maquina que suelta la noche. Insert Coin de un atardecer sonrojado para una noche de enamorados. Anteayer, comencé a contar mis historias, frente aquellas nubes rojas, rosas, naranjas. Anteyaer, allá en la punta de un cerro, gente me miraba mirando el sol, luego se percataron de su belle...