El funeral de la tía Fulgencia. De: Abraham Arreola Ya tenía ganas de decirlo. Al principio pareció bien, porque no hace ruido, nadie se da cuenta cuando lo estas usando, es coqueto, discreto y evidentemente se puede llevar a cualquier lado: aparte de un dildo (¡que palabrota!), sólo otra cosa cumple con las descripciones hulísticas: un teclado guango y enrollado (otra característica más). “Buno, podrán notar que twngo difcultads pars redAcyar biwn… tl vez todos los alolecentes esctibam asip poruuqe tienne un teklcado comp el miu.” Ahí el problema: la gente busca a cualquier manera hacer sarcasmo… E incluso, le inventaron un símbolo. No hay símbolo ni signo para el sarcasmo, sólo para un mal chiste. Resulta que decir que las piedras ruedan, es sarcasmo, que la comida apesta, es sarcasmo; un gato muerto después de que le pasaron siete ruedas, sarcasmo; un torero que le ponen los cuernos, sarcasmo. Bah. Como todo, el sarcasmo es subjetivo, cada quien asigna tal valor a una determinada ...